miércoles, 8 de octubre de 2014

Leer o no leer esa es la cuestión

Mientras preparo mi nuevo comentario, que os avanzo que irá de poesía, os dejo este artículo que escribí muy humildemente dando mi opinión sobre el tema de la lectura en los más pequeños y que también compartí en mi página Volar al atardecer

¿Hay niños o adultos a los que no les gusta leer? Es una pregunta que siempre me ha rondado por la cabeza...Como todos sabemos los gustos o a las aficiones varían de una persona a otra y lo que a una le parece apasionante a la otra le puede parecer sumamente aburrido, además esta pregunta podría ser equivalente a :¿como puede haber gente a la que no le guste la buena música? Si soy sincera soy ya consciente de que me meto en un berengenal porque soy la primera que disfruto como una loca con canciones de Bustamante y Nirvana a partes iguales y sé que muchos en estos instantes ya tendrán las manos en la cabeza por el simple echo de ponerlos a los dos en la misma frase... Declarándome culpable o incluso errada antes de empezar mi carta seriamente, creo firmemente que la lectura es un placer y un lujo espiritual para nuestra mente e incluso para nuestro cuerpo que no es comparable con artes como la música, la pintura, el deporte o tantas otras aficiones, que si bien son igual de importantes y básicas, carecen del estigma que ha acompañado siempre a la lectura: la obligación. Como en todo, aclaro, habrá niños obligados a hacer deporte, ha practicar y escuchar música, de todo podemos encontrar en este mundo, pero si bien no es tan común como la eterna frase “tienes que leer” o esas lecturas “obligatorias” que ya por el nombre se presentan infinitamente soporíferas y entiendo la pereza inmediata del niño o la niña cuando aparecen en los planes de estudio.
El kit de la cuestión y al que quería llegar, quizás con esta introducción algo caótica es que la lectura, de pequeños, no la percibimos como una afición o como algo divertido en la gran mayoría de lo casos, si no como lo que nos toca hacer en el “cole” o lo que papa y mama dicen que “debo hacer” porque me ayudará a hablar y a escribir mejor y para mí es un rollo insufrible.
Y esto que es la realidad de tantos niños, por suerte no de todos, es una pena inmensa porque a esa edad somos esponjas para la bueno y para lo malo y lo mismo que si algo nos gusta con 9 años, a excepción de que sea jugar a los tazos o otros juegos claramente característicos de edad infantil, probablemente nos gustará el resto de nuestra vida, en cambio lo que no nos supieron hacer llegar, morirá en nuestra edad adulta, a menos que un día ya con la mano sabia de la madurez topemos con ello y descubramos que es lo mas increíble que hemos hecho, rezo para que en muchos casos se así...
Lo cierto, es que declarándome totalmente inútil para encontrar una solución a este problema con la lectura en edad temprana, confieso que como mínimo he llegado a la conclusión de que lo que se hace ahora no funciona, los niños no leen más con las lecturas obligatorias ni con las imposiciones paternas, por mucha buena fe con la que estén hechas.
Y hacer deporte es bueno para la salud y para nuestro bienestar general, escuchar música despierta nuestros sentidos y es capaz de cambiar nuestro estado emocional en segundos, a parte de entrenar nuestra capacidad cognitiva, como pintar o como tantas otras artes, pero leer...leer despierta el alma, leer nos hace, me arriesgo a decir, en muchos casos mejores personas, nos abre la mente, favorece nuestra convivencia en sociedad, nos hace cultos; escribimos mejor, hablamos mejor, expresamos nuestras emociones con mas facilidad...Mejora los estados de ansiedad y depresión, pues nos transporta a otros mundos donde todo es posible, nos evade de nuestra realidad por minutos o horas sea cual sea su crudeza...Leer es más que una hobby, es el vehículo para el conocimiento, y con ello para la libertad, como comprenderéis no puede ser una imposición, y tampoco puede relegarse a una simple afición.
¿Y que se debe hacer? Pues no lo sé, sinceramente, me declaro incompetente en lo que ha cambios académicos se refiere, pero quizás, la luz en la oscuridad sea el ejemplo, sea que lo niños vean en sus padres el amor por la lectura, que escuchen en comidas o cenas los lugares mágicos o los personajes que sus padres han conocido en sus novelas, que la lectura este presente en su maduración.
Porque vivirán en un mundo de diversidad, de felicidad, de injusticia, de momentos difíciles, donde un libro puede ser su paracaídas en la caída al vacío que es vivir la vida.



Desirée.

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