Mientras preparo mi nuevo comentario, que os avanzo que irá de poesía, os dejo este artículo que escribí muy humildemente dando mi opinión sobre el tema de la lectura en los más pequeños y que también compartí en mi página Volar al atardecer!
¿Hay niños o adultos a los que no les
gusta leer? Es una pregunta que siempre me ha rondado por la
cabeza...Como todos sabemos los gustos o a las aficiones varían de
una persona a otra y lo que a una le parece apasionante a la otra le
puede parecer sumamente aburrido, además esta pregunta podría ser
equivalente a :¿como puede haber gente a la que no le guste la
buena música? Si soy sincera soy ya consciente de que me meto en un
berengenal porque soy la primera que disfruto como una loca con
canciones de Bustamante y Nirvana a partes iguales y sé que muchos
en estos instantes ya tendrán las manos en la cabeza por el simple
echo de ponerlos a los dos en la misma frase... Declarándome
culpable o incluso errada antes de empezar mi carta seriamente, creo
firmemente que la lectura es un placer y un lujo espiritual para
nuestra mente e incluso para nuestro cuerpo que no es comparable con
artes como la música, la pintura, el deporte o tantas otras
aficiones, que si bien son igual de importantes y básicas, carecen
del estigma que ha acompañado siempre a la lectura: la obligación.
Como en todo, aclaro, habrá niños obligados a hacer deporte, ha
practicar y escuchar música, de todo podemos encontrar en este
mundo, pero si bien no es tan común como la eterna frase “tienes
que leer” o esas lecturas “obligatorias” que ya por el nombre
se presentan infinitamente soporíferas y entiendo la pereza
inmediata del niño o la niña cuando aparecen en los planes de
estudio.
El kit de la cuestión y al que quería
llegar, quizás con esta introducción algo caótica es que la
lectura, de pequeños, no la percibimos como una afición o como algo
divertido en la gran mayoría de lo casos, si no como lo que nos toca
hacer en el “cole” o lo que papa y mama dicen que “debo hacer”
porque me ayudará a hablar y a escribir mejor y para mí es un rollo
insufrible.
Y esto que es la realidad de tantos
niños, por suerte no de todos, es una pena inmensa porque a esa edad
somos esponjas para la bueno y para lo malo y lo mismo que si algo
nos gusta con 9 años, a excepción de que sea jugar a los tazos o
otros juegos claramente característicos de edad infantil,
probablemente nos gustará el resto de nuestra vida, en cambio lo que
no nos supieron hacer llegar, morirá en nuestra edad adulta, a menos
que un día ya con la mano sabia de la madurez topemos con ello y
descubramos que es lo mas increíble que hemos hecho, rezo para que
en muchos casos se así...
Lo cierto, es que declarándome
totalmente inútil para encontrar una solución a este problema con
la lectura en edad temprana, confieso que como mínimo he llegado a
la conclusión de que lo que se hace ahora no funciona, los niños no
leen más con las lecturas obligatorias ni con las imposiciones
paternas, por mucha buena fe con la que estén hechas.
Y hacer deporte es bueno para la salud
y para nuestro bienestar general, escuchar música despierta nuestros
sentidos y es capaz de cambiar nuestro estado emocional en segundos,
a parte de entrenar nuestra capacidad cognitiva, como pintar o como
tantas otras artes, pero leer...leer despierta el alma, leer nos
hace, me arriesgo a decir, en muchos casos mejores personas, nos abre
la mente, favorece nuestra convivencia en sociedad, nos hace cultos;
escribimos mejor, hablamos mejor, expresamos nuestras emociones con
mas facilidad...Mejora los estados de ansiedad y depresión, pues nos
transporta a otros mundos donde todo es posible, nos evade de nuestra
realidad por minutos o horas sea cual sea su crudeza...Leer es más
que una hobby, es el vehículo para el conocimiento, y con ello para
la libertad, como comprenderéis no puede ser una imposición, y
tampoco puede relegarse a una simple afición.
¿Y que se debe hacer? Pues no lo sé,
sinceramente, me declaro incompetente en lo que ha cambios académicos
se refiere, pero quizás, la luz en la oscuridad sea el ejemplo, sea
que lo niños vean en sus padres el amor por la lectura, que escuchen
en comidas o cenas los lugares mágicos o los personajes que sus
padres han conocido en sus novelas, que la lectura este presente en
su maduración.
Porque vivirán en un mundo de
diversidad, de felicidad, de injusticia, de momentos difíciles,
donde un libro puede ser su paracaídas en la caída al vacío que es
vivir la vida.
Desirée.
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